Los hombres no han entendido que la madurez da dulzura, cada cosa en su momento, una resistencia mayor y, sobre todo, mejor entendimiento. Nos da la posibilidad de parecer ciegas, sin ser indignas; de ser madres, sin dejar de ser amantes; de ser amantes, sin dejar de ser ingenuas; de ser hijas cuando “él” necesitaSigue leyendo «LO VERDE Y LO MADURO»